Uno de los
primeros y más destacados científicos inmigrantes fue Luis Agassiz,
expedicionario incansable, agudo observador y crítico de las teorías
evolucionistas de moda en su época (y en la actual), las cuales en ningún
momento aceptó.
Sentado
en una tabla que colgaba de una cuerda, cubierto por ropas de lana y piel,
Agassiz hizo una señal par indicar que estaba listo. Poco a poco la cuerda lo
hizo descender más y más a las sombras del hueco de un glaciar: a 30 metros de
profundidad observó que las fajas de hielo que parecían de color verde
esmeralda a la luz del día, se volvían azules y después negras al descender en
el abismo. a los 36 metros tocó de pronto agua y tiró de la cuerda para ordenar
que lo detuvieran, pero en lugar de detenerlo lo dejaron caer en el agua
helada, se le entrecortó la respiración, ¿acaso se reventaría la cuerda?... si
eso era lo que pasaba, estaba condenado a morir..., pero hizo de nuevo
frenéticas señales, y para su gran alivio, la cuerda comenzó a tirar de él
hacia arriba... había habido un momentáneo error en la interpretación de la
señal.
Sus amigos lo
consideraban un temerario por arriesgarse de tal manera, sin embargo Luis
siempre procedía así, tenía que ver las cosas por sí mismo. Resistente y con
gran vigor, despreciaba las incomodidades y peligros que desanimaban a otros.
De esa forma,
durante 8 veranos Aggassiz estudió los glaciares y los enormes peñascos de la
Europa continental, hasta que llegó a la conclusión de que, en otro tiempo, se
había extendido un enorme glacial desde el Polo Norte hasta la Europa central.
Aggassiz tenía entonces 35 años de edad y era ya un distinguido naturalista y
el mejor conocedor de los peces fósiles cuando anunció sus descubrimientos
geológicos sobre la naturaleza de los glaciales en su libro: "Estudios
sobre los glaciares".
Agassiz nació en
una pequeña población de Suiza, y desde la niñez se decidió a consagrarse a la
ciencia. De joven, junto con su hermano, reunieron toda clase de animales vivos
y plantas y aprendieron sus nombres en latín. asistió a la Universidad de
Lausana, a la Escuela de Medicina de Zurich y a las Universidades de heidelberg
y de Munich. Su padre era clérigo, y lo instó a estudiar medicina a fin de que
pudiera ganarse la vida cómodamente, ya que no veía con muy buenos ojos la
supervivencia de su hijo siendo naturalista. Luis, quien era obediente, ingresó
a la escuela de medicina, pero por las noches, siguió estudiando a los seres
vivos y a los peces fósiles...
Después, por
recomendación de uno de sus preceptores, fue hacia C. P. Martius, quien acababa
de regresar del Brasil con un cargamento de peces del Amazonas, y quien le
pidió que colaborara con él en su estudio y clasificación para su
publicación. El libro, que apareció cuando Agassiz tenía 21 años de edad, fue
recibido con entusiasmo. Reconocían en Agassiz a un joven prodigio.
Con el éxito
logrado mediante esta obra su padre aceptó la determinación de su hijo de ser
naturalista. Asimismo, con dicha obra, Agassiz despertó la atención del gran
naturalista francés Cuvier, que para este entonces ya estaba anciano y
achacoso.
Cuvier invitó a
su casa en París a Agassiz, y generosamente entregó al joven naturalista todos
sus peces, sus fósiles y sus notas reunidas a lo largo de su vida, durante más
de medio siglo. El anciano Cuvier instó al joven Agassiz a usar estos
materiales para que escribiera un libro sobre la historia de los peces. Agassiz
se engtregó a esta empresa con su acostumbrado vigor. Trabajó 15 horas diarias
hasta que Cuvier le advirtió que si seguía así iba a poner en peligro su salud.
Agassiz respondió que estaba dispuesto a entregar toda su vida, si con ello
lograba que progresara en cierta medida la verdadera ciencia.
Cuvier,
tristemente, murió antes de ver la obra terminada, y de momento parecía que
sería necesario abandonar la obra, ya que Agassiz no tenía los recursos
económicos suficientes para completarla. Estaba a punto de darse por vencido,
sentía ya cierta desesperación, cuando recibió un cheque por la suma de 1,000
francos, enviado por Alejandro von Humboldt, otro famoso naturalista que se
interesaba en la obra que Agassiz estaba llevando a cabo. Humboldt le consiguió
también un empleo de profesor en la Universidad suiza de Neuchatel.
Finalmente, su
obra "Investigaciones sobre los Peces Fósiles" fue publicada entre
1833 y 1834, obra de 5 volúmenes con un atlas, en la cual dio a conocer a más
de 1,000 peces fósiles. Dicha obra lo consagró como destacado naturalista.
También se manifestó como buen profesor y buen conferencista. Contagiaba de
ilimitado interés y de entusiasmo a sus alumnos.
Dibujaba
bosquejos ilustrativos, usaba la naturaleza como su libro de texto y el aire
libre como salón de clases. Invitaba a sus alumnos a usar sus facultades de
observación y a NO CONFORMARSE con estudiar a la naturaleza solamente mediante
los libros de moda...
Recursos y
equipo eran una necesidad para Agassiz, los cuales no los conseguía en Europa.
Cuando el instituto Lowell de Boston, en Estados Unidos, le hizo una oferta
lucrativa para dar una serie de conferencias, Agassiz la aceptó...
Agassiz quedó
deslumbrado con los norteamericanos y su conducta afable, trabajadora y
ordenada, incluso el trabajador más humilde vestía pulcramente y tenía un serio
interés en su propia educación...
Agassiz fue
miembro de la facultad en la Universidad de Harvard. En esa época Boston era el
centro del despertar cultural y científico de los Estados Unidos...
Agassiz hizo una
de las aportaciones más importantes a los Estados Unidos con la fundación del
"Museo de Zoología Comparada" de Harvard, en el que formó una de las
más grandes colecciones del mundo de fósiles y ejemplares zoológicos.
Con poco menos
de cincuenta años de edad, había completado la mitad de su obra monumental:
"Aportaciones a la Historia Natural de los Estados Unidos", y
consiguió que el mundo reconociera que su patria adoptiva era un destacado
centro de investigaciones biológicas...
En 1860 se
publicó en los Estados Unidos el "Origen de las Especies" de Darwin,
que presentaba la teoría de la evolución. En seguida surgió una enconada
controversia entre los partidarios de Darwin y quienes se oponían a su teoría.
Un botánico norteamericano: Asa Gray defendía las teorías de Darwin, por lo que
el mundo científico estaba expectante, esperando ver que actitud tomaría
Agassiz, quien se había pasado su vida entera estudiando las variaciones entre
las especies a través de los siglos, y se esperaba que siguiera en ello. Por fin
Agassiz habló: su veredicto fue en contra de la teoría de la evolución. Declaró
que las diferentes especies se crearon especialmente con un propósito divino;
que NO EVOLUCIONARON a partir de formas diferentes más antiguas, como lo
sostenía la teoría de Darwin.
Muchos se
sorprendieron al ver la oposición de Agassiz a la teoría de Darwin. Algunos
atribuyeron tal actitud a sus profundas convicciones íntimas, nutridas por seis
generaciones de antepasados que fueron clérigos. Su principal profesor, amigo y
mecenas: Jorge Cuvier, al igual que su padre, se oponía rotundamente a las
teorías del transformismo y de la evolución de las especies.
Para entonces,
la energía de Agassiz parecía ilimitada. Recorrió los países sudamericanos
coleccionando nuevos ejemplares de peces para su amado museo, y dando
conferencias inclusive a bordo de los barcos en los que viajó. Hizo luego una
travesía científica al Pacífico, trabajando 15 horas diarias para conseguir
nuevos ejemplares.
El último
proyecto de Agassiz fue la fundación del primer laboratorio biológico marino
del mundo en la Escuela Anderson de Historia Natural, en una isla de la bahía
Buzzard, cerca de Nueva Bedford, Massachusetts, donde podían ir los estudiantes
a estudiar directamente la vida marina.
Las fuerzas de Luis
Agassiz se agotaron en 1873, después de que se había inaugurado su escuela de
verano.
Sobre la tumba
de Agassiz se colocó un enorme peñasco tomado del glaciar suizo, donde años
antes había hecho sus estudios acerca de los glaciares.
El mundo
aprendió mucho de Agassiz, no sólo acerca de los fósiles, de los animales y de
los glaciares, sino también sobre los métodos de estudio y sobre las
investigaciones en biología.
Sacó el estudio
de la biología de los polvorientos libros de texto, de enfermizos razonamientos
teóricos, y lo llevó a los campos, a los ríos y a las montañas.
Dos frases de Agassiz son: "It is
the job of prophets and scientists alike to proclaim the Glories of God",
"I cannot afford to waste my time making money".
Agassiz
con Abraham Lincoln y otros científicos en la fundación de la que ahora es la
National Academy of Sciences, en el segundo link se habla sobre el papel de
Agassiz:
Tasters of the Word (YouTube), videos recientes: "Astronomía y Nacimiento de Jesucristo: Once de Septiembre Año Tres A.C.", "Estudio sobre Sanidades" (en 20 episodios), "Jesus Christ, Son or God?" and "We've the Power to Heal":http://www.youtube.com/1fertra