Algunos ejemplares de la "Biblia
del Oso" (traducción de Reina) llegaron a las colonias españolas a
partir de su publicación en 1569.
En el Siglo XVIII hubo un
intento de traducir la Biblia al mexicano (náhuatl), pero fue prohibido por las
autoridades de la Iglesia Romana, que lo consideraban peligroso, a pesar de que
fueron misioneros católicos los autores de tal iniciativa. En 1709, en un breve
de los dignatarios de la Iglesia Romana en España, se insistía en el peligro de
un trabajo como ese. También formularon advertencias respecto a la actividad
proselitista de los holandeses en las colonias.
Ya antes, la inquisición había
sacrificado a todo aquel que se dijera estudioso de la Biblia pero que no
estuviera bajo el yugo Romano, ejemplos de esto fueron Pedro Ochante y Juan
Ortíz (cuyo lema era: "confiad sólo en Dios") en 1572; Marin Cornu,
George Ribley (1574) y Guillermo Cornelius (1575), tres náufragos extranjeros,
que vinieron a morir en México a manos de la Inquisición Española, por negarse
a abjurar de sus firmes convicciones de que sólo Jesucristo era el Salvador, y
por lo mismo, sacrificaron a fray Manuel de Cuadros (1678) entre otros,
incluidos judíos fieles a la Torah. La inquisición fue definitivamente
abolida en 1820.
El 2 de mayo de 1827 llegó
James (Diego) Thomson a Veracruz, y a los cinco días ya estaba en la
Ciudad de México. Thomson era un escocés distribuidor de Biblias, comisionado
por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera (SBBE). Venía de
Sudamérica donde fundó escuelas lancasterianas en Argentina y en Chile
(en ellas, los alumnos avanzados son profesores de los nuevos y son llamados
"mentores"). Por lo anterior, Thomson había sido distinguido
con el premio de la Ciudadanía en Argentina (1821) y en Chile (1822).
Thomson traía a México 300
Biblias y 1,000 Nuevos Testamentos (editados por Staples & Co.) y
dos meses después pidió a Londres 1,000 Biblias y 1,000 Nuevos Testamentos más,
evidenciando el interés de la gente de México por la Biblia. La Biblia que
vendía era la de Scío, que era la versión autorizada por los de Roma,
pero sin las notas ni los apócrifos (esta versión posteriormente la distribuyó
Jorge Borrow en España, de 1836 a 1840). A pesar de los constantes ataques
contra Thomson en la prensa y de los edictos prohibiendo la lectura de la
Biblia, muchos sacerdotes católicoromanos, de entre los que se distinguieron el
Rector del Colegio de Sn. Agustín, José María Alcántara, y José Antonio López
García, sí aceptaron la lectura de la Biblia y la posterior fundación de la Sociedad
Bíblica Mexicana.
José Antonio López G. presentó
a Thomson con un líder de la política nacional de ese entonces, el Lic. José
María Luis Mora (1794-1850, nacido en Chamácuaro, Gto.), quien también era
sacerdote católicoromano. Thomson y Mora entablaron una excelente amistad y
gracias a ello en mayo de 1828 se organizó en Orizaba, Veracruz, una Sociedad
Bíblica Nacional, la que fue dirigida por otro político: José Joaquín
Pesado Pérez (1801-1860), nacido en Puebla, poeta con un hondo sentimiento
cristiano, y una notable perfección en la forma, quien realizó una versión de
los Salmos y del Cantar de Cantares.
Por esos días en Puebla, con la
ayuda del Obispo, se iniciaron los trabajos para traducir porciones de la
Biblia al mexicano.
Mora dirigía el periódico
llamado "El Observador de la República", tribuna desde la cual
se animó al pueblo a leer y a estudiar las Sagradas Escrituras de la Biblia.
Mora escribió lo siguiente a la
SBBE de Londres el 17 de julio de 1829:
"Bien penetrado de la
importancia y necesidad de extender la Palabra de Dios entre todas las gentes y
naciones de la tierra, haciéndola común por medio de las versiones de la Biblia
en todos los idiomas conocidos, me ha sido sumamente satisfactorio el que una
sociedad de hombres piadosos, literatos e ilustres por todos títulos, haya
tomado a su cargo esta grandiosa empresa digna de las luces del Siglo XIX y de
la notoria piedad de la nación inglesa.
En la República Mexicana, como
en todos los países educados en la intolerancia, a pesar de la libertad de sus
leyes y del buen sentido de su gobierno, la ignorancia y preocupación de alguna
parte del clero, sostenida por tres cabildos eclesiásticos, ha procurado
entorpecer la circulación de la Biblia, y en parte lo ha conseguido retrayendo
a algunos pocos de su lectura, pero los verdaderos amantes del cristianismo han
hecho, hacen y harán todos los esfuerzos posibles para que la educación
religiosa que hasta hoy se ha dado a los nuestros por catecismos muy
imperfectos, y cuyo "menor" defecto es ser palabras de
hombres, se ministre en lo sucesivo por la de los santos evangelios. Esta obra,
aunque difícil, no es imposible.
Si el clero opone obstáculos,
éstos son demasiado débiles y cada día lo serán más, pues las gentes de nuestro
país adquieren sin cesar nuevos desengaños de que no es religión todo aquello
que se les ha vendido por tal.
Así, pues, yo que conozco bien
el suelo y lo advierto en un estado progresivo, tengo motivos para concebir las
más lisonjeras esperanzas, y en consecuencia, no puedo menos de exhortaros a
que por ningún motivo desistáis de vuestros propósitos de extender la Biblia en
nuestra República en todos los idiomas propios de ella, especialmente en
castellano.
Por excitación del Sr. Thomson,
vuestro comisionado, he dado varios pasos para un ensayo de versión a los
idiomas mexicano, otomí y tarasco, empezando por el evangelio según San Lucas;
se llevará a efecto este proyecto, aunque deberá dilatar algo, porque la
pobreza del país y el estado de inseguridad en que vive hace que la atención de
todos se fije de preferencia en otras cosas que se reputan de primera
necesidad.
Uno de los objetos de esta
comunicación es ofrecer mis servicios, recibiendo vuestros poderes si lo
tuviereis a bien. Ellos podrán ser de alguna importancia, no por las prendas
personales de que carezco, sino por los conocimientos y relaciones con que
cuento en el país, y el tal cual concepto de que disfruto.
Además está bajo mi dirección
un periódico medianamente acreditado, cuyas columnas se ocuparán muchas veces
en promover todo lo que pueda conducir al progreso de la sociedad y a extender
sus cristianos, benéficos y laudables objetivos".
Fuente: Sociedades
Bíblicas Británicas y Extranjeras: Archivos (Londres, 1829).
Mora resolvió expatriarse el 11
de mayo de 1830, y en 1847 fue designado por México ministro plenipotenciario
en Londres.
Las primeras congregaciones
cristianas en México, después de la Independencia, estuvieron formadas por
funcionarios y empleados de las compañías extranjeras (principalmente Inglesas)
con concesión para explotar las minas. No eran proselitistas, debido a la
aversión inglesa a mezclarse con los nativos, y para no tener conflictos ni con
las autoridades, ya fueran civiles o eclesiásticas, ni con el fanatismo del
pueblo. De 1850 a 1872 éstas congregaciones incipientes reciben el apoyo de los
liberales.
En 1857 varios ex-sacerdotes y
laicos forman la primera congregación cristiana nacional: "la Iglesia
de Jesús", la cual fue apoyada por Melchor Ocampo y por Benito Juárez
García. Uno de sus fundadores fue Manuel Aguas, ex-rector de la congregación "Carmelita",
quien afirmaba: "es necesario leer y estudiar la Biblia, es necesario
practicar las reuniones en la lengua popular y no en latín, es necesario volver
a las buenas costumbres del cristianismo primitivo".
El más importante movimiento
cristiano en México (y en el mundo) ha sido el relacionado con el conocimiento
y manifestación del espíritu santo. Versiones imperfectas de esto son llamadas,
entre los católicos "movimientos carismáticos", debido a que
se reciben del espíritu santo diferentes dones de la gracia de Dios (del
griego: charismata), y entre los protestantes "pentecostalismo",
debido al suceso inicial del derramamiento del espíritu santo sobre los doce
apóstoles en el día de Pentecostés.
En México, los creyentes con
espíritu santo que inicialmente hablaban en lenguas fueron los campesinos que
se iban a trabajar a Estados Unidos y regresaban con sus familias y a sus
pueblos llenos de entusiasmo, compartiendo la grandeza de esta nueva
experiencia espiritual. Este movimiento aumenta con rapidez en México y en
América Latina, siendo integrado por el 70 % de los llamados "protestantes",
afiliados a 100 iglesias diferentes, casi como en el primer siglo, y eso
sin contar a los "carismáticos católicos".
Aunque de éste 70
% de personas salvas, asiste con constancia y regularidad a sus reuniones
bíblicas tan sólo un 20 % (según la Enciclopedia de México).
Muchas de estas congregaciones
adherentes a las manifestaciones del espíritu santo son nacionales desde su
origen, o se han vuelto independientes; algunas están menos instruidas en la
Biblia que otras, y algunas también dan más énfasis a las emociones que al
conocimiento de la Biblia.
La Enciclopedia de México señala que la mayoría de las
congregaciones adherentes a las manifestaciones del don de espíritu santo en el
mundo, resurgió de las congregaciones de los grupos minoritarios de Estados
Unidos, especialmente de negros y de mexicanos, y fue introducido inicialmente
en México por los repatriados en 1914, y fue entonces que nació la Iglesia
Apostólica de la Fe en Cristo Jesús.
Se señala que los creyentes en
las manifestaciones del espíritu santo son proselitistas entusiastas, que no
dejan pasar un sólo día sin que hablen del evangelio por lo menos a una
persona. Enfatizan el bautismo del espíritu santo, cuya evidencia y
consecuencias se manifiestan primeramente por medio del hablar en lenguas
desconocidas (para el que las habla), las cuales es preciso interpretar (por el
mismo que las habló). La base de sus reuniones son: cantos, manifestaciones del
espíritu santo, y la enseñanza de la Biblia.
Uno de estos grupos tuvo éxito en
instalarse en Pachuca, Hidalgo, lo cual ningún otro grupo no-católico había
logrado hasta entonces, según señala la Enciclopedia de México en su edición de 1996.
Finalmente, cabe destacar que
la Sociedad
Bíblica Mexicana actual distribuye en dicho país, un millón de textos al año, entre Biblias
completas, Nuevos Testamentos, y porciones de los mismos; y ya ha publicado un
Nuevo Testamento en los dialectos tzetzal y maya.
Porciones tomadas de la Enciclopedia
de México, edición de 1996, Tomo XI, Director: José Rogelio Álvarez,
p:6602-6614, Ciudad de México.
Tasters of the Word (YouTube), videos recientes: "Astronom�a y Nacimiento de Jesucristo: Once de Septiembre A�o Tres A.C.", "Estudio sobre Sanidades" (en 20 episodios), "Jesus Christ, Son or God?" and "We've the Power to Heal":http://www.youtube.com/1fertra