Precisamente, la semana pasada reflexionaba sobre lo difícil que es creer en ciertas promesas en los tiempos electorales que se avecinan. Ya no hay marcha atrás, estamos en época preelectoral y ya están prohibidas las inauguraciones y todos esos actos propagandísticas que se pueden realizar desde los puestos de mando. Al borde de esta prohibición, el Ayuntamiento de Zaragoza se sacó de la manga su último proyecto promesa, la construcción de un nuevo equipamiento multiusos en los terrenos del Portillo junto al CaixaForum.

Se trata de un suelo público (no es baladí este punto) que se sacará a concurso (si se siguen los planes anunciados) para que lo gestione y construya el mejor postor. Sorprendentemente este futuro concurso se presentó de la mano de una empresa, Provenue, que gestiona el WiZink de Madrid, y que ya detalló sus planes de inversión e incluso presentó un diseño de cómo será el nuevo edificio. A priori, no parece una forma muy adecuada de hacer las cosas ya que debería ser importante seguir los pasos. Veremos a ver hasta dónde llega esta promesa que, a priori, ha pillado a contrapié incluso a los propios vecinos del barrio.

Presentado como una gran apuesta por la cultura y los grandes conciertos de la mano de Jorge Azcón y Sara Fernández, creo que dista mucho de ser lo que necesita Zaragoza. Creer en este proyecto ahora es considerar que uno de los grandes problemas a día de hoy de la cultura en la capital aragonesa es la falta de infraestructuras para poder organizar eventos culturales. Nada más lejos de la realidad. Tenemos el pabellón Príncipe Felipe (con capacidad para más de 9.000 personas), un Palacio de Congresos de la Expo, una sala Multiusos del Auditorio (para alrededor de 5.000 personas),... incluso un estadio de fútbol como la Romareda de nueva construcción si nada se tuerce. Ahora llegaría esta supuesta sucursal del WiZink madrileño con una capacidad (en su sala más grande) para 10.000 personas. No acabo de ver qué es lo que va a aportar a la cultura que no tengamos ya en la ciudad.

Desde el anuncio se ha estado vendiendo que la existencia de esta sucursal le permitirá a la ciudad poder acoger conciertos de grandes artistas. O lo que es lo mismo, que la ciudad vuelva a estar incluida en los tours de músicos que hasta ahora no pasaban gracias a la aportación de Provenue. Y, por supuesto, se ha agitado el miedo de que si no se hace en Zaragoza, hay muchas otras ciudades interesadas. Un clásico.

No sé en qué acabará esto, si será una promesa que se quede en eso, si será una realidad dentro de dos años y si se hace, si supondrá algo para la ciudad.

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Sí creo que precisamente en infraestructuras culturales no tenemos ningún déficit en Zaragoza y que quizá deberíamos acometer los esfuerzos en cuidar y reforzar lo que ya tenemos y, sobre todo, en permitir que la creación cultural cada vez tenga mejores condiciones para darse.

No, por si hay alguna duda, no estoy en contra de que se celebren grandes eventos y conciertos, pero, a día de hoy, si no se producen, no creo que sea por la falta de infraestructuras... y menos porque no haya un pabellón de 10.000 personas en la ciudad como promete traer Provenue. Un lugar que, por cierto, imagino que competirá en programación con el ya existente pabellón Príncipe Felipe, de titularidad pública. Es solo un proyecto o una promesa, pero yo no entiendo nada.